En un momento se descompuso y estuvo a punto de desvanecerse, pero cuando quisieron llevarla a la sombra para que se recuperara, se negó:.
-Si Eva Perón no acepta, no importa morirse… y si Eva Perón acepta, ya puede uno morirse tranquila – les dijo a quienes intentaban auxiliarla.DemorarÃa nueve dÃas, hasta que nueve dÃas después, el 31 de agosto, respondió con un discurso por la cadena nacional, que pasarÃa a la historia como su “renunciamientoâ€:.
Ahà fue cuando Perón dijo: ´Si hay que hacer una cirugÃa grande, que sea también un gran cirujano quien la atienda´.
También explicó por qué habÃa elegido al cancerólogo norteamericano; “Pack no era un desconocido para la Argentina.Si un mes antes de que me pidieran que sugiriera el nombre de un profesional para que tratara a Eva Perón, él habÃa estado asistiendo al Congreso Mundial del Cáncer que organicé yo...
La operación se realizó el 6 de noviembre de 1951 en el Hospital “Presidente Perón†de Avellaneda, el mismo que habÃa sido inaugurado unos años antes por la propia Evita con la idea de que “sus descamisados†tuvieran un centro de salud de excelencia.El diagnóstico fue tan terminante como duro: Evita sufrÃa un cáncer terminal.
Ese dÃa, Perón fue reelecto por segunda vez y con el 63 % de los votos.
Dos dÃas antes de aquellas elecciones del 11 de noviembre, Evita habÃa grabado un mensaje radial donde se la escuchó decir, con voz débil: “No votar a Perón es, para un argentino, traicionar al paÃsâ€.A pesar de su precario estado de salud, Eva Perón se negó a guardar el reposo casi absoluto que le recomendaban los médicos.Su última aparición en un acto público fue el 4 de junio de 1952, cuando se iniciaba el segundo perÃodo presidencial de un Perón reelecto en las elecciones del 11 de noviembre anterior.En una entrevista que le realizaron en 1969 los periodistas Roberto Vacca y Otelo Borroni al ex secretario de prensa de Perón, Raúl Alejandro Apold, recordó la determinación de Eva: “Ese dÃa llegué a la residencia a las 10 de la mañana para entregarle un ejemplar de Eva Perón, un libro que la SubsecretarÃa acababa de editar y que reflejaba su obra.No tuve más remedio que comunicarle a Perón que mi gestión habÃa fracasadoâ€.
“El dÃa de Eva Perón era tan agitado como se lo permitÃa su declinante salud.Perón la visitaba tres veces por dÃa: antes de salir hacia la Casa Rosada, cuando regresaba y para despedirla antes de dormir.
-Ya queda poco – le dijo Evita cuando estaban volviendo.A la mañana siguiente, poco después de las 11, Eva Perón abrió los ojos y miró a su mucama Hilda Cabrera de Ferrari y le dijo:.Alrededor de la cama de Evita, además de la enfermera Ãlvarez y la mucama Cabrera, se fueron reuniendo Perón, Apold, Nicolini, Juan Duarte – hermano de Eva -, el doctor Raúl Mendé, el padre Hernán Benitez – confesor de Eva – y el doctor Ricardo Finochetto, que no podÃa evitar las lágrimas ante una muerte que sabÃa inminenteUna hora después, a las 21.36, locutor oficial Jorge Furnot, leyó el escueto comunicado redactado por Apold en la misma habitación donde habÃa visto morir a Evita: